Críticas

 

Gabriel Peralta (Crítica Teatral)


La guerra de dos personas
La resonancia de lo externo en el mundo intimo, es uno de los temas que toca esta singular obra

La percepción de lo siniestro y el gesto sofocado son dos de los ejes en que se mueve la obra “Siete vidas para Otomi” con dramaturgia de Gustavo Urrutia – basado en el cuento “La virginidad de Otomi” de Akutagawa Ryunosuke- , con dirección del mismo Urrutia.
El director al instalar a los dos personajes en una escueto y ceñido espacio le permite explorar como el afuera puede incidir en la relaciones interpersonales. De ese afuera llegan sonidos, se tiene referencias –a través de los personajes- de que suceden hechos terribles; y son esos sonidos y esos hechos los que modifican el comportamiento de estos seres. Entonces lo que sucede en esa pequeña casa es la resonancia y la semejanza del mundo exterior.
Es atinada la decisión de ubicar a los espectadores distanciados del espacio, porque el vacío que queda desde la escena a la platea permite instalar con eficacia la sensación de lo exterior y lo intimo.
El trabajo actoral es un aporte fundamental en la obra. Tanto Mariela Iuliano como Gabriel Moreira le otorgan a sus personajes un costado difícil de aprehender, lo que permite un juego lleno de tensiones, los dos crean puntos de conflictos: Moreira desde lo primitivo y Iuliano desde el hieratismo y el misterio.
La escenografía de Julián Villanueva es muy buena. El ambiente remite a las casas japonesas realizadas con papel y madera, y los elementos que se utilizan combinan la rusticidad (los cuencos, las telas) y la belleza (la escultura del gato). También el vestuario de María E López Pavan juega con lo disímil de los personajes.
El diseño de iluminación de David Seldes crea acertadamente climas de misterios.
“Siete vidas para Otomi” es una obra extraña y de trágica belleza.

http://www.criticateatral.com.ar/index.php?ver=ver_critica.php&ids=1&idn=627

 

Dijo Elio Kohaj (Revista Abrí) 

 

"Minucioso espectáculo teatral basado en "La Virginidad de Otomi". Cada detalle puesto donde debe estar. Nada librado al azar y entonces el espectáculo sucede. Todo tan real y nada parece estar porque sí, entonces el cuento sucede en un espacio que nunca hubiese creído que podría albergar semejante calidad y calidez. Se reconoce el trabajo de equipo en donde cada uno pone su aspecto impecable: escenografía, luces, sonido, actuación. Todo forma parte de un todo único. Muy recomendable."

http://www.revistadearteabri.com.ar/html_junio/teatrojunio.html#link5